Nikita Heidt actualmente vive en Berlín, pero es originario de Rusia. Es fundador de las organizaciones Riwwel y Warum бы и nicht, que se dedican a la integración de jóvenes emigrantes de los estados de la antigua Unión Soviética y mantienen estrechos contactos con los descendientes de los alemanes del Volga en América Latina.
Por motivos personales estuvo en Ucrania

La guerra en Ucrania no solo afecta al panorama político de Europa, sino también los destinos personales de millones de personas. En una reciente entrevista exclusiva para la Sociedad Uruguayo-Alemana de Política Exterior, comparte valiosas reflexiones sobre la situación en el terreno y las cargas emocionales que la guerra impone a la población civil.
La sociedad civil a la sombra de la guerra
Para él está claro: la guerra en Ucrania afecta a todo el país. »No hay ninguna región que sea segura«, explica. Aunque los combates más intensos se concentran en el este del país, los bombardeos sobre la capital, Kiev, y otras ciudades del oeste representan una amenaza constante. El conflicto no solo ha destruido la infraestructura física, sino que también ha trastornado la vida de la población civil.
»La gente está constantemente en estado de alerta. Ya no pueden hacer planes a largo plazo porque no saben qué les deparará el mañana.« Esta incertidumbre permanente es un factor agobiante en la vida cotidiana de los ucranianos, que deja cicatrices tanto físicas como emocionales. La imprevisibilidad de los ataques ha sumido al país en un estado de miedo permanente, lo que también ha aumentado la carga psicológica de los civiles. »Cada ataque, cada sirena, es un recordatorio de la amenaza constante«, dice Nikita, quien sigue contactando regularmente a sus familiares en Ucrania para saber cómo se encuentran.

Una descripción de Rusia
Nikita ofrece una visión profunda de la complejidad de la sociedad rusa y de la propaganda que acompaña la guerra en Rusia. »En Rusia, la imagen de la guerra está completamente distorsionada«, explica. Los medios rusos están estrictamente controlados, y las opiniones opuestas son suprimidas. »Los medios tradicionales en Rusia (televisión, periódicos y otros) están sujetos a censura y allí no se pueden encontrar opiniones independientes o que se desvíen de la línea de Putin y su gobierno. Facebook e Instagram están bloqueados, YouTube se ha ralentizado por lo que es difícil verlo, pero aún funciona. En todo esto Telegram sigue siendo una plataforma donde hay todo tipo de opiniones y se obtiene mucha información independiente. Pero ahí también hay canales tanto liberales como favorables al gobierno.«, comenta
Para Nikita, la decisión de dejar Rusia fue finalmente una cuestión de libertad. »En Rusia ya no había espacio para pensamientos y opiniones libres. El Estado había ampliado tanto el control político que en algún momento me vi obligado a irme.« Esta decisión estuvo marcada por un profundo sentimiento de impotencia. El ve la guerra como una manifestación de la política autoritaria, que no solo está destruyendo Ucrania, sino también la sociedad rusa misma.

Perspectivas geopolíticas y la responsabilidad internacional
En su evaluación de la guerra en Ucrania, Nikita afirma que la comunidad internacional no puede quedarse de brazos cruzados. »No se trata solo de Ucrania, sino de la preservación de la integridad territorial y el derecho de un pueblo a decidir por sí mismo cómo quiere vivir«, subraya. Ve en las ambiciones imperialistas de Putin un peligro para todo el continente europeo.

»Es probable que Rusia no use armas nucleares«, dice él,»porque Putin no quiere poner en peligro su propio poder y el statu quo.« A pesar de ello, advierte que la guerra podría desencadenar una escalada en otras partes del mundo a largo plazo si no se interviene de manera decidida. »Ucrania no solo está defendiendo su propio país, sino también el resto de Europa«, agrega.